Bolivia: El 62% de la inversión pública retorna al sector extractivista

hidrocarburosboliviaEl 62% de los recursos destinados a las inversiones públicas retornaron al sector extractivista de los hidrocarburos, minería, energía eléctrica y agroindustria, lo que generó un «círculo vicioso» que compromete la institucionalidad del Estado, afirmó el director del Centro de Documentación e Información Bolivia (Cedib), Marco Gandarillas.

El investigador dijo que a partir del año 2010 -antes de que concluya el Primer Plan Nacional de Desarrollo- elaborado de manera participativa por el extinto presidente de YPFB, Carlos Villegas, y algunos sectores vinculados al MAS, el ministro de Economía y Finanzas, Luis Arce Catacora, formuló una política de inversión que «desencajaba» con el plan original, para dar paso a la priorización de inversiones hacia sólo algunos sectores, que precisamente generaban el excedente económico.

«¿Qué vemos?, que desde el 2010 al 2015, en cinco años no hay un Plan de Desarrollo porque todas las inversiones públicas de más de 6,8 mil millones de dólares se movilizan sólo con una orientación, que termina siendo que esos sectores que teóricamente debían generar excedentes para invertir a otros sectores son los que se comen la gran parte de la inversión pública, el 62% retorna a los mismos sectores», señaló en entrevista con ANF.

El Gobierno aprobó para el periodo 2016-2020 el Plan de Desarrollo Económico Social, que traza la ruta hacia la Agenda Patriótica 2025.

De acuerdo a los datos oficiales expuestos, el 32% de inversiones está destinado al sector de carreteras, el 12% hidrocarburos, el 9% energía, el 6% agropecuario exportador y 3% minería. Este fenómeno según Gandarillas muestra que los sectores extractivistas como la minería, hidrocarburos, energía eléctrica e incluso el agropecuario y agrícola de exportación requieren de enormes inversiones públicas, pero también de subvenciones públicas.

«Por eso están ahí el incentivo petrolero, tenemos la devolución de impuestos a las exportaciones; es el único sector de nuestro país al que el Estado le devuelve impuestos, los pocos impuestos que pagan los mineros también se les devuelve (…). No son sectores que generan excedentes para otros sectores, sino para sí mismos y se nutren de subvenciones públicas, presupuestos y otros incentivos; es decir, se comen casi todo», aseguró.

Como ejemplo mencionó que el impuesto a la exportación del oro es de sólo el 2,5%, mientras que el sector exportador se beneficia con el Certificado de Devolución Impositiva (Cedeim). «Entonces se habla de un modelo que genera un círculo vicioso de los 10 años mayores de ingresos del Estado, pero también mayores en inversiones concentradas en estos sectores», señaló.

A partir de 2010 según el investigador también se ve una marcada «hiperconcentración» de las inversiones en mega obras, como el caso de la Planta Separadora de Líquidos Gran Chaco, que costó más 600 millones de dólares en el propósito de generar derivados del gas, nuevamente para la exportación. «El gran destino es la exportación, por eso hablamos de extractivismo porque son sectores de exportación para carreteras los que captan la mayor inversión pública», dijo.

Las megaobras vinculadas al sector de exportación, según el Cedib, no sólo concentran una gran parte de la inversión pública, sino también la institucionalidad pública. «Las megaobras el año pasado fueron 30 y concentraron el 33% del presupuesto de inversión, este año son 30 obras pero concentran el 40% del presupuesto que además es un presupuesto más grande», indicó.

En criterio de Gandarillas, el problema de las megaobras es que afectan la institucionalidad del Estado porque quienes están encargadas de ejecutarlas son entidades como la Administradora Boliviana de Carreteras (ABC) que aún sigue con un presidente interino y no uno elegido por la Asamblea Legislativa, al igual que YPFB que se encuentra en similar situación, Ende y otras empresas estatales autárquicas.

Marcos Gandarillas es investigador en el Centro de Documentación e Información Bolivia (CEDIB). Publicado en el periódico La Patria de La Paz, el 12 de abril de 2016. Se reproduce aquí solo con fines informativos.