por Geoff Davies – Solamente he leído reseñas del libro «Capital in the XXI Century» de Thomas Piketty, pero parece claro que resulta valioso para documentar la naturaleza y la historia de la desigualdad en el siglo pasado, o en los tres últimos, y para poner de relieve el excesivo poder político que fluye desde la «súper riqueza». Aunque lo enmarca en términos de capital y capitalismo y, a pesar de la calidad de su diagnóstico, evidentemente, su receta principal consiste únicamente en gravar a los ricos a través de impuestos sobre la renta y sobre sucesiones.
El problema es que tanto capital como capitalismo son definidos de manera muy imprecisa. Hablar de capitalismo supone incitar a una pelea a gritos poco constructiva: ¡El capitalismo ha causado mucho daño a la gente y al mundo! ¡Sí, pero el capitalismo es lo que nos ha hecho ricos!
Un enfoque más útil consiste en decir que ha habido, y puede haber, muchas maneras de estructurar una economía de mercado. Si observamos los mecanismos que han operado en las economías de mercado, se pueden identificar fácilmente los mecanismos que hacen que la riqueza se traspase desde el 99% hasta el 1%. Podemos pensar entonces en formas de detener o revertir estos flujos, para que la riqueza fluya de manera más justa para todos los involucrados en su creación. Esto será mucho más eficaz para solucionar los problemas de raíz, en vez de aplicar tan solo las tradicionales tiritas retro-activas, como los impuestos.
En mi propio libro, «Sack the Economists», identifiqué siete de estos mecanismos bastante obvios. A continuación se muestra un extracto editado que resume los dispositivos identificados a lo largo del análisis del libro. (Dean Baker también ha contribuido a esta tarea con listas, una más corta y otra máslarga, que son un poco más detalladas y que, sólo en parte, se solapan con la mía).
La especulación financiera del mercado
Los mercados financieros están dominados por la especulación y otras actividades cuyo único objetivo es desviar la riqueza de la economía productiva. La cantidad de riqueza involucrada es muy grande. Se podría obtener alguna indicación del hecho de que los sectores financieros de EE.UU. y Australia representan ahora el 30-40% de las ganancias corporativas. Debido a que dichas ganancias supondrían una gran parte del PIB, esto significa que una fracción significativa de la riqueza total se trasfiere hacia los ricos por este mecanismo.
La apropiación de la riqueza comunitaria emergente
Esta es la riqueza que resulta de la proximidad de los activos y las inversiones individuales. No pertenece a ninguna persona, pertenece a la comunidad. En algunos lugares, parte de esta riqueza se retiene para uso de la comunidad; sin embargo, es muy frecuente que esta riqueza pase de imprevisto a intereses privados, en concreto a desarrolladores y propietarios. De esta manera, los titulares de la pequeña propiedad y los inquilinos pierden su parte de la riqueza comunitaria en beneficio de aquellos lo suficientemente ricos para poder apropiarse de ella.
El interés cargado sobre el nuevo dinero
Nuestro dinero es creado en el curso de la concesión de préstamos, y el interés se carga como si se tratara de ahorro, en lugar de haber sido creado de la nada. Como necesitamos el dinero para que la economía funcione, esta carga de interés recae sobre toda la economía. Los bancos se benefician incrementando al máximo los préstamos, por lo que la cantidad de dinero en circulación se maximiza, y de esta manera aumenta la carga de interés de todos. Efectivamente, nos encontramos ante un impuesto privado sobre toda la economía que propulsa la riqueza hacia el diez por ciento más rico. Un cargo simple sobre el servicio de suministro de un medio de intercambio, así como una mayor regulación de los préstamos, sería mucho menos problemático para la economía.
El acceso a los préstamos
Los ricos pueden obtener préstamos con mucha más facilidad que los pobres. Pueden invertir sus préstamos y volverse aún más ricos. Este mecanismo es ampliamente reconocido y, claramente, un factor importante, aunque resulta difícil estimar las cantidades de riqueza involucradas. Mohammed Yunus ha demostrado con su Grameen Bank en Bangladesh que es posible dar préstamos a los más pobres y reducir esta injusticia.
La escalera mecánica de la propiedad
En nuestro sistema económico actual, usamos sólo una gama limitada de opciones de propiedad. Como resultado de ello, la propiedad está muy concentrada. Aunque las empresas públicas son de propiedad colectiva, los ricos son, de forma desproporcionada, los dueños de sus acciones. A pesar de que muchas personas poseen algunas acciones, conseguidas a través de los fondos de jubilación, la distribución de la propiedad todavía está fuertemente sesgada en favor de los ricos. Una vez se consigue la propiedad de activos significativos, la riqueza comienza a fluir a favor del propietario. A los pobres que tienen que alquilar su alojamiento, se les acabará la riqueza. Los propietarios suben con la escalera mecánica. Los pobres van hacia abajo en la misma.
Como observa William Greider, el problema no es que el capital sea de propiedad privada, el problema es que la mayoría de las personas no posee ningún capital. Actualmente tenemos muchas formas de propiedad que pueden cambiar esta situación. La propiedad puede ser distribuida de forma más equitativa, promoviendo activamente formas menos frecuentes, tales como la propiedad de los empleados y los stakeholders. La propiedad también puede ser condicional, a plazos y con transferencias progresivas, o posesión de los edificios, pero no de la tierra, y así sucesivamente, como se explicó anteriormente.
El bienestar corporativo
Existen muchas subvenciones abonadas a corporaciones o las minorías acaudaladas que benefician a los ricos a expensas de los pobres. Del mismo modo, a menudo dañan el medio ambiente, perjudicando de esta forma a todos. Hace una década los subsidios probablemente ascendieron a 2 billones de dólares al año, un porcentaje considerable de la generación de la riqueza mundial. A las subvenciones de combustibles fósiles se les asigna una cantidad de probablemente 300 mil millones de dólares en todo el mundo.
La elusión fiscal
Se encuentra íntimamente ligado al bienestar corporativo, ya que son principalmente las grandes corporaciones las que lo llevan a cabo, en particular las empresas transnacionales. Lo hacen mediante complejas transferencias internas de dinero que se aprovechan de los vacíos existentes en las leyes fiscales, o de las diferencias entre los sistemas fiscales de las diferentes naciones. Están instigados por un puñado de pequeñas naciones que cobran un impuesto sobre sociedades mínimo. Estos paraísos fiscales podrían cerrarse en una sola noche por la acción conjunta de unas pocas naciones ricas, pero sus gobiernos son propiedad de los ricos, y por eso no sucede. La proporción de los impuestos recaudados a las corporaciones se ha reducido casi a la mitad en el último medio siglo.
Esta lista no está completa, pero evidencia que una gran cantidad de riqueza se transfiere hacia los ricos a través de mecanismos que no pueden justificarse a partir del funcionamiento justo de los mercados. O bien los mercados funcionan perversamente, a través del puño invisible en lugar de la mano invisible, o bien se han manipulado, con la complicidad de legisladores obedientes. El bienestar corporativo y gran parte de la elusión fiscal son consecuencia de intervenciones explícitas. Los otros mecanismos se deben al mal funcionamiento de los mercados que posibilitan que algunos individuos exploten la inestabilidad, la escalera mecánica que permite a los ricos hacerse más ricos.
Si simplemente eliminamos los mecanismos que impulsan injustamente la riqueza hacia los ricos, nuestras sociedades serían considerablemente menos desiguales. La necesidad de bienestar social se reduciría enormemente. La eficiencia de la economía se vería incrementada, ya que los productores pagarían un precio más cercano a los costes totales de producción, los mercados operarían de manera más eficaz, y se podrían reducir las costosas burocracias asociadas al bienestar social. La dignidad y el respeto propio de los menos ricos no se verían comprometidos por tener que aceptar el bienestar social, ni por ser permanentemente robados y denigrados por los codiciosos. Arreglar los problemas desde sus raíces sería una solución mucho más eficiente y eficaz que los diversos mecanismos retroactivos que se han desarrollado a lo largo del siglo XX.
Geoff Davies es doctor retirado en Geofísica por la Australian National University. En los últimos quince años se ha dedicado al estudio científico de la economía y durante los últimos cinco ha colaborado estrechamente con el economista australiano Steve Keen. Su obra más reciente es «Sack the Economists» (2013).
La versión original de este artículo fue publicada en Real-World Economics Review Blog. La versión en español fue traducida por David Torres y publicada en el portal Sin Permiso (España), 15 junio 2014, aquí …
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