De acá a la China

De acá a la China

por Carolina Villalba – La actividad económica comercial de China con Latinoamérica se ha desarrollado en este nuevo siglo en niveles realmente llamativos. A finales de la década de 1980 el volumen de comercio era de unos 3.000 millones de dólares mientras que en 2004 este monto alcanzaba los 40.000 millones de dólares. Pero además han sido cada vez más frecuentes los intercambios y la cooperación en materia de ciencia y tecnología, así como cultural y social.

Como es sabido, desde fines del siglo pasado se ha observado un crecimiento rápido y constante de la economía China, pero estos primeros años del siglo XXI también han representado la recuperación y el crecimiento económico de los países latinoamericanos luego de las crisis que azotaron algunas de estas economías. Todo ello ha ayudado a que las relaciones económicas crecieran con gran rapidez: 50% en promedio anual. En Latinoamérica los países que realizan más negocios con China son Argentina, Brasil, Chile, México y Panamá.

El gran desarrollo de este comercio se fundamenta en las grandes potencialidades que presenta. Por ejemplo, desde la pasada crisis financiera de Asia del Este, China se ha esforzado en sostener un crecimiento veloz y duradero de forma de lograr la transición hacia un modelo basado en las necesidades locales de consumo e inversión. De esta forma la demanda de China por productos latinoamericanos seguirá creciendo activamente, sobre todo aquella que corresponde a productos mineros, agrícolas y energéticos. Otra señal de incremento potencial de dicho comercio lo constituye el hecho de que se han firmado una serie de acuerdos y tratados de cooperación económica y comercial entre China y México, Argentina, Cuba, Chile y Venezuela.

Sin embargo también existen algunas dificultades en las relaciones chino-latinoamericanas. En este sentido, respecto a las relaciones económicas y comerciales, existe entre China y algunos países latinoamericanos semejanzas respecto a algunos productos exportables y estructuras económicas. Además, existe un desequilibrio de relaciones entre China y varios países y subregiones latinoamericanos: con países sudamericanos hay más complementariedad, y con los países centroamericanos y México, hay cierto grado de competencia.

Los intereses de China en América Latina

América Latina es vista generalmente como un grupo homogéneo, ya que las experiencias históricas de sus países han sido similares y se “tocan” en muchos otros aspectos como la cultura y la raza. Además, los países latinoamericanos se encuentran en procesos semejantes de desarrollo económico (y social) lo cual provoca que los objetivos perseguidos sean comunes y que las aspiraciones internacionales sean también comunes. Las relaciones entre estos países son estrechas, a pesar de que los esfuerzos por una integración verdadera no han dado sus frutos.

Sin embargo, en estos tiempos que corren de “globalización económica” y desequilibrios, aparecen nuevas tendencias al respecto. Cada vez más entre los países de América Latina y Caribe aparecen diferentes intereses y, consecuentemente, diferentes formas de llevar a cabo sus relaciones exteriores. Los siguientes hechos son ejemplificadores: aunque se intercambian entre sí, existe una desarticulación entre las diversas subregiones; por otro lado, como ya señalamos, no hubo grandes avances en la promoción del proceso de integración de toda la región latinoamericana y caribeña; hemos asistido a varios comienzos, pero tanto la voluntad política como las medidas de integración de la región no alcanzan los fines esperados. A falta de esta estrategia de integración es que estos países han optado por estrechar lazos comerciales con otras zonas. Por último vale la pena mencionar el hecho de que hubo opiniones diferentes entre los países latinoamericanos sobre importantes temas internacionales, entre ellos, la reforma de la ONU.

Estas diferencias y disputas (por ejemplo territoriales y fronterizas) que cada vez se hacen más frecuentes en Latinoamérica pueden verse, de alguna forma, como el producto del desarrollo de la situación mundial: por un lado, la globalización económica, basada en el sistema económico de mercado de múltiples países, ha promovido el crecimiento económico internacional y ha afianzado las relaciones de interdependencia de diversas regiones y países del mundo; pero por el otro, las participaciones de diversos países en la globalización han sido muy desequilibradas, además de que cada vez se hacen más grandes las diferencias y brechas entre varios países y regiones, y entre diversas zonas, sectores económicos y grupos de gente dentro de los países.

De un tiempo a esta parte China ha basado una buena proporción de sus relaciones exteriores con esta parte del mundo. Desde los años noventa, hay cada vez más visitas bilaterales de dirigentes de alto rango; se establecen mecanismos gubernamentales de promoción de relaciones recíprocas entre China y países latinoamericanos.

En el año 2007 el país asiático registró una cifra récord de intercambios comerciales con América Latina y avanzó paulatinamente en las negociaciones de tratados de libre comercio en dicho continente. El volumen total de intercambios entre China y América Latina llegó a los 102.611 millones de dólares el año pasado, cifra que supone un incremento del 46,2% frente al año anterior. Un dato que no es menor es que cuando el presidente Hu Jintao visitó la región en 2004, ese objetivo se había fijado para el año 2010. Según expertos eso es lo que ha influido el aumento del precio mundial de la soja, el cobre, el petróleo y otras materias primas. Las exportaciones chinas alcanzaron los 41.410 millones de dólares, un 42 % más respecto al año anterior, mientras que las importaciones precedentes de América Latina crecieron un 45,2 % para llegar a 40.720 millones de dólares.

La situación es muy desigual caso a caso: Chile, Perú y Argentina tienen superávit en el comercio chino, mientras que México, Colombia o Centroamérica, por ejemplo, experimentan un importante déficit.

En principio, la situación del comercio bilateral parece ser buena, lo que ha inyectado energía al desarrollo económico de ambas partes. América Latina no solo es una fuente de materias primas para China sino que es también un importante mercado para los productos chinos.

En América Latina, Brasil, México, Chile, Argentina y Panamá representan el 76% de los intercambios bilaterales. Hasta 2004 la inversión china había predominado en los recursos naturales, hoy estas alcanzan a las infraestructuras (puertos y vías férreas, ensamblaje, telecomunicaciones, textiles, etc). Asimismo, China obtuvo resultados sustanciales en las negociaciones de tratados de libre comercio con algunos países latinoamericanos, entre los que destaca el acuerdo alcanzado con Chile, en el cual las inversiones chinas se ubican en sectores textil, agrícola, industria ligera, pesca y electrodomésticos. Asimismo, los chinos se han convertido en uno de los principales destinos de las exportaciones chilenas, superando a Estados Unidos.

También los asiáticos avanzaron con Perú. Se ha negociado la firma de un tratado de libre comercio y un acuerdo de este tipo profundizará los intercambios comerciales que, según fuentes oficiales, ascendieron a 4.400 millones de dólares en 2007. También Costa Rica podría seguir los pasos peruanos, estableciendo un tratado con China.

En relación a Cuba las relaciones bilaterales se encuentran en su mejor momento. El embajador cubano en China, Carlos Miguel Pereira, señaló que en 2007 el comercio exterior entre China y Cuba sumó 2.278 millones de dólares, con un crecimiento anual del 27,1 %, consolidándose como segundo socio comercial de Cuba.

La búsqueda de la seguridad alimentaria

No representa ninguna novedad el hecho de que los precios de los granos se elevaron en el mercado mundial en un 60% en los primeros tres meses del año, alentando las tendencias inflacionarias en un país que necesita alimentar a 1.300 millones de personas. Es por ello que el gobierno chino ha decidido impulsar el cultivo de recursos agrícolas en el extranjero como forma de contribuir a su seguridad alimentaira.

En este sentido China estaría adquiriendo tierras en América Latina y otras regiones para desarrollar cultivos y enfrentar la escasez mundial de alimentos. El ministerio de agricultura chino anunció que el gobierno está estudiando maneras de impulsar a las empresas para desarrollar recursos agrícolas fuera del país, luego de haber llevado a cabo proyectos piloto en Cuba, México y algunos países de África. Y es que aunque se afirma que el país está todavía en capacidad de alimentar a su gente, el gobierno teme que la escasez y los grandes aumentos en los precios de los alimentos generen revueltas sociales.

Efectivamente, parece ser que los latinoamericanos asistimos a una nueva “colonización”, aunque esta vez no se trate de los espejos de colores de Colón. Todo indica que América volverá a repetir el “fenómeno” comercial del siglo XIX, cuando la exportación de recursos naturales enriqueció a unos pocos pero sin lograr las bases de un desarrollo perdurable.

«En general, los países latinoamericanos, Brasil y Argentina entre ellos, tienen la sensación de que los chinos les colaron un gol después de haberles reconocido el estatus de economía de mercado», señala Mario Esteban, doctor de Política China y Relaciones Internacionales de Asia Oriental en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). El hecho es que los latinoamericanos bajamos las defensas comerciales con China cuando el gigante prometió fuertes inversiones en el desarrollo de infraestructuras.

Por supuesto que el otro extremo tampoco es alentador. Estados Unidos cuenta con importantes intereses políticos, económicos y diplomáticos en América Latina, y en ciertos tiempos o periodos puede otorgar atención a problemas relevantes de América Latina: el tráfico de drogas en Colombia, el comunismo de Cuba y Venezuela, el tema del supuesto Tratado de Libre Comercio de las Américas, etc. Ahora, Estados Unidos se preocupa más por la guerra contra el terrorismo y la seguridad de su territorio; la atención principal de Estados Unidos no se dirige hacia América Latina.

Es por ello que los latinoamericanos decidimos aceptar los nuevos espejitos de colores, esta vez chinos. Sentarnos a esperar que lleguen las grandes inversiones en infraestructura; inversiones que una vez más aparecen como las salvadoras de cualquier catástrofe que el ciclo económico capitalista nos tenga preparado.

C. Villalba es economista y analista de información en D3E (Desarrollo, Economía, Ecología y Equidad – América Latina).